domingo, 27 de abril de 2008

Palabras como Mueca

A veces resulta intensamente curioso encontrar las vicisitudes, los giros y los viajes que pueden encerarse dentro de una sola palabra. El término, el sustantivo, mueca hace referencia, según lo que podría decir algún diccionario, al gesto, reacción o postura expresiva de la cara que pretende transmitir una información. Pudiera decirse entonces, aceptando esto, que esas son las palabras útiles que definen lo que es mueca. Sin embargo, la palabra se torna siempre compleja; definir no es lo mismo que captar las raíces, ni que navegar por los mares ocultos de lo profundo, ni bogar hasta lo metafísico. Es obviar lo subjetivo, acomodarse a lo simple, quedarse anclado a la superficie del “para entendernos”. Y así uno se pierde los entresijos de la belleza errante encerrada en las palabras, sus misterios, y los secretos de las pequeñas cosas, el todo manifiesto, Las Horas, las cosas que diría con solo mirarla, la noche estrellada que habló Van Gogh mirando a la luna en vez de ceñirse a ser simplemente cuerdo; y saber que era un inconformista, que todo gana sentido según uno lo quiera, y que quizás nada se explique por si solo pero que siempre habrá una definición recurrente para referir a la pintura y a las convulsiones convexas y a las horas que uno tiene y también, por supuesto, a la palabra mueca.
Volviendo sobre el tema, Mueca no es una palabra simple; por contra, es compuesta y contiene en si misma una definición. Mueca es muestra pero también es calle y horas, y sol y sobre todo arte, mucho arte. Hablo pues (lo habrán intuido) del pasado Festival Internacional de Arte en la Calle (Mueca). Muchos se preguntarán qué tiene de interesante hablar ahora del festival cuando ya ha pasado el tiempo. Existe la creencia popular de que para muestra un botón y Mueca es una caja de botones entera. Hablar de Mueca, comentar lo que allí se vio, nos permite entender la importancia de algunas palabras, comprender la necesidad de festivales como este; Mueca enseña por qué no se deben condenar al olvido propuestas tan extraordinarias como el Festival Internacional Clownbaret, desterrado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna, acto que supone uno de los mayores ejemplos de desatino y arbitrariedad política de los últimos tiempos. Afortunadamente muy distinta ha sido la gestión cultural en El Puerto.
Mueca (organizado por Producciones del Mar) es el mejor festival con el que cuenta Canarias, y lo es porque el éxito de público (20000 personas), la calidad de los espectáculos, y la organización del evento son pruebas de excelencia. Mueca es un referente. Desde que el telón se abrió empezaron a desfilar por las calles portuenses instalaciones y espectáculos de la talla de “Píaton” de la Compañía Abubukaka una de las mejores creaciones canarias de los últimos tiempos, un complejo despliegue de arte y talento donde siete líneas de paso de peatones luchan contra la desidia bajo la consigna “Migrar es soñar”. Y soñando nos pasamos todo el tiempo. Disfrutamos de las increíbles rutinas del “Circo del aire” destacando por su belleza el trabajo de Circo Dedos. Reímos con el humor desenfadado de Riki López y con el indefinible hombre del látigo de “The Roping Fool”. Quedamos asombrados con el ritmo desbordante de la compañía Clapso que, nos deleitó con la versión rockera de “La Bella Durmiente”, un espectáculo rico, ágil y complejo donde los actores entregaron toda su energía hasta el último momento. “Drago” (Erabab) nos esperaba quizás para darnos “La noticia a tiempo” de la recuperación de la primera obra teatral interpretada en la calle por aficionados de la que se tiene noticia en Canarias. Entre las puertas pintadas y los sabores nuevos nos encontramos al cercano Jesús Rojo con su magia e ingenio y también al inconmensurable Dado, el sin duda mejor ingrediente de esta edición. Demostró su capacidad innata para provocar la risa, para conmover a cada instante, para mantener pendiente de sus giros a cientos de personas que lo miraban perplejos. Al anochecer Los2play tomaba el relevo. Este fue el montaje estrella y el premio del jurado da justa prueba de ello.
Después Capa i Espasa; Divertidos e irreverentes aunque confesaré que a su repaso cinematográfico le faltó algo de ingenio. Mientras, The Chanclettes pusieron la guinda al festival. Otros (“Barreras”, “Robots”, “Sandfantasy”…), delicias que se me quedan en el tintero.
Así que esto fue Mueca, mucho más que un gesto, un festival que le hace a uno plantearse si el arte en la calle no es el más vivo que existe.
Carecer del Mueca nos hubiera privado de tales maravillas artísticas. Sin él, igual que sin el FIC, quedaríamos aislados de todas las nuevas corrientes de creación existentes y que sólo en eventos así recalan en Canarias. Un festival como éste permite conocer, intercambiar, innovar. A todo esto renunciamos cuando nos cargamos estos encuentros. Es el momento de cuestionarnos hacia dónde andamos y qué camino escogemos; quizá deberíamos plantearnos en definitiva qué cultura queremos. ¡Viva el FIC! ¡Viva el Mueca! y las palabras que los hicieron.

Imanol Suárez (Estudiante de arte dramático, director del programa radiofónico Frecuencia Teatro de Radio Unión Tenerife).


Publicado en La Opinión de Tenerife el 26 de Abril de 2008

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