miércoles, 16 de abril de 2008

"El apagón" (Producciones del Mar): La construcción del personaje o cómo ponerse encima un alicatado:


Esta tarea es muy fácil y sencilla. En primer lugar debemos de tener dispuestos todos los materiales que vamos a utilizar. Necesitaremos un cubo o en su defecto tambor eléctrico para poder hacer la mezcla; un par de paletas, un saco de cemento (mejor si es una bolsita de Panda) y un actor. Cogemos el cubo, echamos dentro unas cuantas partes de agua, la bolsa de panda y una buena proporción de superficialidad. Mezclamos bien y con la espátula o paleta se lo echamos por encima al actor. Luego cogemos los azulejos de imágenes artificiales, los de las poses exageradas, los de los gestos grandilocuentes y los rodapiés de las voces tontas y los pegamos sobre la mezcla bien colocaditos. Ya está. Ya tenemos el típico personaje de comedia; hemos construido el personaje. Puede empezar la función.
El pasado fin de semana se vino a Santa Cruz una de las compañías punteras del teatro en Canarias, Producciones del mar, uno de esos grupos que ha entendido que el teatro también puede dar beneficios y que da muestras del buen momento de salud que atraviesa la producción propia regional. Producciones lleva años apostando por un teatro más comercial y lo ha hecho entendiendo que todo ello no te debe llevar a ser cutre o simplón y carente de calidad. Si bien no siempre les ha salido como esperaban (que algunas cosas suyas son de olvidar) en este nuevo proyecto demuestran que pese a introducirse de lleno en la pura y blanca comedia no han perdido referentes de arte y su capacidad de montar comedias muy buenas. Cierto es que para los clásicos, como el que les habla, este tipo de producciones no son santo de su especial devoción (no te cuentan nada, son lineales y simples, sin trascendencia ni fondo) pero hemos de reconocerlo: la verdad es, que pese a todo, el fin de semana pasado en el Guimerá nos divertimos. Y esto fue en parte porque contaron con Severiano García, uno de los directores canarios que más nos tiene que aportar en el futuro y que seguro nos depara aun muchas sorpresas y fue también porque se construyeron un mundo en el que cada parte era artificial pero formaba parte de un todo que funcionaba perfectamente. Lo bueno, sobre todo es que estuvieron atentos a dejarnos claro lo que nos iban a mostrar. A oscuras (con una de las convenciones más originales jamás pensadas: si hay luz en la ficción no la hay en la escena y al revés) los actores en sus intenciones, en sus voces estridentes y fuera de tono nos metieron en su mundo artificioso que tras dos minutos dejó de resultarnos falso.
Por otro lado decir que aquel mundo se apoyaba en una escenografía (muy del estilo) acorde con todo lo dicho de manera que nada resultaba chocante ni estridente. Digamos también que aquello, aquel loft, la verdad es que no nos contaba nada y que podíamos haber prescindido él sin llegarnos a enterar, pero estamos hablando de lo que estamos hablando.
Ahora y cambiando de tema, otra cosa es otra cosa. Y aquí me voy a tirar a sus pies (cuando sepa los pies de quién son) de los técnicos de luz y sonido de la obra, perfectamente sincronizados con la escena (así sí da gusto). Luego vestuario y utilería no era sino más de lo mismo: banalidad confesa. Y finalmente los actores con su personaje a cuestas. Ya lo dijimos al principio pero maticemos para que todos nos entiendan.
Aquí los personaje estaban más construidos que nunca, sí; pero construidos no en el sentido que Stanislasky enseñaba sino en el de con ladrillo, cemento y arena. Estaban puestos sobre el actor, tanto que eran caricaturas. Se veían. Y esto hubiera podido convertirse en un desastre que arruinara la puesta. Pero eso ocurre si no tienes actores tan buenos como con los que Producciones cuenta. Supieron llevar sus personajes desde el principio hasta el fin sin que todo aquello se cayera, siendo superficiales sí, pero a la vez técnicos y concienzudos. Mostraron que los clichés también se pueden defender bien sobre las tablas y pocos, diré, pueden hacer lo que ellos hicieron.
Por tanto, después de todo si he decir si la obra era mala o buena, siendo maniqueísta, diré que buena no era (¡viva la ambigüedad!). No sé si ganó en la adaptación canaria este apagón de Peter Shaffer o si perdió enteros en la apuesta; pero sí diré una cosa, quizá buena no era, pero ¡qué bien supieron hacerla!
Imanol Suárez

2 comentarios:

Stultifer dijo...

Después de un minucioso estudio, STULTIFER te otorga el prestigioso galardón al MEJOR BLOG DEL DÍA en No sin mi cámara por los contenidos y matices. Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales.

Vamos, que nos ha gustado y hemos decidido dejarte este comentario de felicitaciones.

Frecuencia Teatro dijo...

Muchas gracias por el premio ya he estado por vuestro blog dandoos las gracias alli tamién. Un abrazo enorme o mejor dos: Uno por el premio y el otro por ser los primeros en dejar un comentario en nuestro blog que nadie se había animado.
Lo dicho. Deu