martes, 24 de febrero de 2009

Noticia de una despedida

Imanol Suárez

Hace meses que debí haber publicado esta carta de despedida que leímos en el último programa de Frecuencia Teatro. Para subsanar esta falta al fin la cuelgo. Aprovecho para deciros a los pocos que os de por pasar por aquí que como dijimos, ya hace tanto tiempo (en junio del año pasado), Frecuencia teatro, su espiritu, no se ha extinguido. Después de una fase de mucho trastorno laboral y personal propio de todo buen reciendo licenciado en artes escénicas vuelvo a estar maquinando... ya tengo algunas nuevas ideas. Espero pronto poder daros buenas noticias mientras tanto.. Paciencia, todo llegará.

Un abrazo a todos.

Imanol Suárez

Naomi Hernández

Noticia de una despedida:

Señoras, señores: bienvenidos, y hasta luego. Esta carta es un epílogo. Lo que ahora van a ver no es el cierre de un programa de radio. Lo que ahora van a ver es el cierre de un programa de radio. Ustedes no quieren ver el cierre de este programa de radio; ustedes quieren ver el cierre de un programa de radio; ustedes esperan ver el cierre de este programa de radio. Ustedes ven el cierre de este programa de radio. Sea como sea, lo que ustedes oyen nunca ha sido como esperaban. Lo que oyen es lo que esperaban. Lo que han oído es casi lo que esperaban; lo que han oído es casi lo que esperaba. Aun así ustedes esperaban oír (ahora) otra cosa.

Señoras señores hoy cierra Frecuencia Teatro. Sería mejor entonces decir que esta carta es un epitafio, una esquela o un “no te olvidan tus hijos” (lo que quiera que eso sea); pero el caso es que nos despedimos. Un año y medio en antena, repitiendo semana a semana el mismo rito... Y ahora no se cómo hacerlo, cómo decirlo: Nos vamos, se acabó… Finito, arrivederci, andiamo, auf widersen, ¡descanse en paz! se acabó lo que se daba. Esto es-to esto es-to esto es-to-to-to-to-tooooodo amigos. ¡Ay amigos! Sí, amigos. ¡¡¡Pasen y vean!!! The show must go on, qué emoción, qué alboroto, otro perrito piloto, ¡la Barraca de las maravillas maravillosas! ¡La choch… No, eso no.

Nos vamos. Eso ya lo he dicho, ya lo sé, -pues no lo digas. -Lo digo, eso es todo. ¿Están ustedes ahí? Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento. ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Quién sabe?
X: Igual aun no hemos muerto.
Y: Sí, eso; no estamos muertos. No, eso. No estamos muertos. Se lo digo. Es sólo cuestión de cambiarnos de cuerpo, osea de recipiente, osea cambiarnos…
X: Empieza a oler mal.
Y: El teatro es el arte de la palabra; el teatro es el arte de la palabra. El teatro es el arte de la palabra. Las palabras son el arte del teatro. ¡Oh! Lo siento; me había olvidado. Me estaba despidiendo.

Señoras, señores: Me estaba despidiendo. Quisiera hablarles con claridad pero me refugio en enredos. No encuentro las palabras para despedirme. Me faltan. Tengo que decir adiós a estos micros, adiós a estas ondas, adiós a nuestros oyentes y decirles sencillamente que tenemos por delante un futuro incierto… Año y medio en antena y aun sigo poniéndome nervioso cada día, sin dormir algunas noches, cavilando de semana en semana… ¡Dios! en ¿qué voy a emplear ahora mi tiempo?
Frecuencia Teatro nació con una vocación de servicio, con la intención de ser útil, de ayudar a dar una voz (en los medios) al teatro. Con el propósito de luchar, de defender, nuestro arte cada día. Sólo estamos aquí para estar a su servicio. Ahora, con la perspectiva, miro lo que hemos conseguido. Me voy con la sensación de tener el trabajo hecho.


Arturo Padrón

Ahora gracias. Señoras, señores: gracias. Esto será una retahíla inexcusable: Escuela de Actores de Canarias (nuestra casa), Enzo Scala (mentor), María Luján (nuestra madre), Radio Unión (Antonio). Fefi Alberto, Isabel Delgado, (amiga; todo). Organismo Autónomo de Cultura (cuando marche), Sergio Rancel (la conexión), e invitados que no falten: Miguel Ángel Batista (nuestro padrino); Rubens Ametllé; Angelina Llongeras (Catalanes); José Arteaga (el fuego de esas parrillas); Carlos Hipólito (enorme); Helena Lara (siete); Xavier Boada (Señor); Aranza Coello, Nacho Colmenar (maestros de arte); Ana Beatriz Alonso; Michel Mejías; Roberto García de Mesa; Vicente Ayala, (¡Impulso!); Paco Monje, el sabio; Ricardo del castillo, (que no falte); Brian Rodríguez, Marta Viera (¡Viva el Fic!); Carlos Pedrós, Daniel Tapias, Diego Lupiáñez; Miguel Sansón, (migrar es soñar, mucha mierda) Helena Berthelius (la danza), Miguel Ángel Sicilia; Francisco Vera (interesante); Lali Lastra; Andrés Granier; Diego Plazas, Lucia Romano Lastra (Ché, ¿vistes?); Roberto Torres; Josefa Suárez; Victor Gutiérrez; Neftalí Díaz; Bony, Fernando Vecino Morales (¡presidente! ¡presidente!); Julián Ortega (colega) Juan Margallo (Max); David Lorente; Maria Jesús Llorente (teatro para todos los españoles); Helena Romero (Turbo incansable, que nada pueda contigo); Juan Carlos Tacoronte (el actor); María Barranco (María); Misha Matorin, (¡una de circo!); Federico Luppi (el más grande de los grandes); Félix Albó (el hombre más tierno); Alexis Corujo (amigo, amigo); Marino Álvarez (el padrino); Eduardo Jiménez, ese loco; Verónica Bardera (futuro); Fernando Ordóñez y su circuito. Francisco Castellano ¡Silencio! Acaba de entrar un maestro. Lili Quintana, esa Actriz con Mayúsculas; Javier Muñiz (Fama); Francisco Rojas; (Paco, tus versos, tus palabras); David Santos (profe); Antonio Conejo; ¡Ana Zamora! (Venga, Venga)

Otros; grandes: Fernando Fernán Gómez; Marcel Marceau; Carlo Colombaioni; Pilar Quiñones; Gracias, Gracias, Gracias.

Señoras, señores, Verónica Acosta; Naomi Hernández; Arturo Padrón. Aquí esto se acaba; A los tres: mil, mil, 1000 Gracias. Sin ustedes imposible. A los oyentes (fieles).

Señoras señores: Esto fue Frecuencia Teatro.


Imanol Suárez

PD: Nos vemos en el teatro.

19 de junio de 2008




Verónica Acosta

lunes, 21 de julio de 2008

Entrevista a Ana Zamora, la directora de la modernidad clásica:

Ana Zamora lo tiene claro: esta profesión exige mucho trabajo. Ni haber recibido el premio de la ADE a la mejor dirección novel, ni haber trabajado en el Clásico y en la Abadía, ni haber conseguido que su propia compañía, Nao d´amores, con el repertorio más complicado, haya logrado el éxito y el reconocimiento de público y crítica la han distraído de ese espíritu tenaz que la caracteriza. El trabajo es su principal obsesión. El arte que emana de esa entrega es pura poesía. Hace unas semanas presentó en la EAC “Hojas del Árbol Caídas”, un clásico (Romántico) hecho modernidad.

Imanol: Para empezar una pregunta trillada ¿Cuál es su definición de teatro?

Ana: Pues no me la habían hecho nunca (risas). Yo creo que es un error o un problema hablar de teatro en general; creo que estamos intentando meter en el mismo saco muchas artes distintas. Para mí los musicales son musicales no teatro; la zarzuela es zarzuela no teatro. ¿Qué es teatro y qué no es teatro? Yo tengo claro que para mi es un acto de comunicación y casi de comunión o eso debería ser. Yo me dedico a un arte muy directo que se construye con elementos puramente teatrales. Es la búsqueda de un código especifico de relación entre un señor que se sienta en una butaca y otro señor que habla desde la tablas de manera muy cercana. Para mi el teatro sería eso básicamente y todo lo demás empieza a ser adorno.

Imanol: ¿Podría hacer con sus propias palabras una perspectiva de su labor profesional?

Ana: A ver si me acuerdo de todo. (Risas) A nivel formativo siempre digo que llegué a la RESAD con un bagaje bastante importante. He crecido en una ciudad (Segovia) donde tuve contacto con mucha gente interesante y con un mundo didáctico que estaba muy bien. Yo llego a la RESAD con muchas ganas de hacer teatro y muchas ganas de que me enseñaran como abordar una metodología para hacer teatro. Después rápidamente entrode ayudante en el Teatro de la Abadía de la mano de José Luis Gómez y allí se amplía un poco más mi ámbito de trabajo… era un mundo muy elitista pero muy complejo y muy interesante. Digamos que es un periodo de ampliación de formación y de contacto con lo profesional. En ese momento yo acedo al mundo profesional por dos vías: por un lado por el teatro de la Abadía y por otro lado por Noviembre Compañía de Teatro. Entonces empiezo a compaginar mundo Abadía con mundo Clásico profesional. Y todo eso compaginado con una cosa que yo creo que es hacia lo que hay que tender siempre que es levantar tu propia compañía, crear tu propia estructura, que te permita contar lo que tú quieres como tú quieres. Y como eso no da de comer pues hay que buscar otra manera de que te dé de comer y el dinero que te da una cosa lo inviertes en otra. Y cuando eso ya tiene cierta estabilidad me voy a la Compañía Nacional de Teatro Clásico que es un monstruo de burocracia pero con unas posibilidades insospechadas. Digamos que tanto en la Abadía como en el clásico yo tuve posibilidad de palpar lo que es trabajar en la dirección artística de una institución que es una cosa que creo que en este país se nos ha olvidado, que los grandes directores gestores son artistas a nivel europeo. Y ahora estoy en un momento de mi vida en el que he decidido apostar absolutamente por mi compañía, por dar un paso más allá para conseguir estabilizar esta estructura de trabajo propia, y me puedo permitir dar saldos a diferentes sitios o hacer parones para seguir indagando nuevos ámbitos que es lo que estoy haciendo en Canarias ahora mismo.

Imanol: ¿Qué se necesita para hacer una buena puesta en escena?

Ana: Se necesita primero tener claro qué es lo que se quiere contar y luego buenos actores, eso es fundamental. Pero sobre todo creo que es muy importante tener claro el concepto inicial porque esa es la clave para articular el resto de elementos. No hace falta dinero, no hacen falta grandes lujos; hace falta tener algo que quieres transmitir al espectador.

Imanol: ¿Qué papel cree que debe jugar el actor en la composición de una obra?

Yo necesito siempre un actor pensante. A mi el actor que se deja conducir cual vehículo de tráfico la verdad es que no me interesa mucho. Seguramente es porque yo no soy actriz. Yo tengo muy claro hacia donde quiero ir, pero necesito que el actor ponga sus armas, su cuerpo, su ser, su voz al servicio de esa historia.

Imanol: Afortunadamente en los últimos años se ha producido una revalorización de los clásicos. En vuestra propia compañía habéis optado por este repertorio…

Ana: Yo creo que estamos poniendo nuestro granito de arena. Siempre digo que nosotros trabajamos con diferentes niveles de lectura y eso es fundamental. No podemos pensar que el espectador es tonto ni mucho menos. Hay espectadores más formados y espectadores menos formados pero todos tienen derecho a un poquito de alta cultura; y la alta cultura no es aburrida, no es dura, solamente hay que darla un poco masticada. Por eso digo que nuestros espectáculos tienen diferentes niveles de lectura. Trabajamos con un nivel simbólico bastante profundo, que el espectador formado a nivel intelectual, que conoce ese mundo iconográfico, descubre. El espectador que no lo conoce simplemente ve un espectáculo que puede entender perfectamente, que es muy visual, que entra por lo ojos y por los oídos y que le hace participar de un mundo que, si no comprende totalmente, sí recibe de manera más visceral.
Imanol: En el 2001 crea Nao d´amores ¿fue el resultado de su propia búsqueda y necesidad de definición? ¿Cuál es el origen de esta compañía?

Ana: Lo que yo pretendía cuando hice la compañía era construir una estructura de absoluta libertad para montar lo que yo quería montar en ese momento y de la manera que yo quería contarlo sin dar explicaciones ni cuentas a nadie. Básicamente esa es la historia. Yo decidí tomarme mi carrera profesional como un periodo de aprendizaje: voy investigando, voy aprendiendo y voy mostrando al público. Era ese espacio de libertad que me permitía experimentar todo mi bagaje preescolar, la metodología aprendida en la escuela y el mundo de necesidad comunicativa que yo tenía, y todo eso hecho a través de intentar articular un equipo estable.
Cartel del Cristo de los Gascones

Imanol: ¿Cuáles cree que son las claves para entender “El Cristo de los Gascones”, vuestro último trabajo, en el siglo XXI?

Ana: “El Cristo de los Gascones” es un sueño de infancia colmado. Se hizo en colaboración con la Junta de Cofradías de Segovia y con el Teatro de la Abadía. Que ¿qué tiene que ver con la gente de hoy o como lo recibe el público de hoy? Al Cristo yo le tenia mucho miedo, pero de repente te das cuenta de que hay que irse atrás y ver qué me interesa a mi de esta anécdota, qué hay detrás de la anécdota. Yo he tenido siempre la suerte de poder contar o hacer los montajes a partir de cosas que tenían mucho que ver con mi momento actual. En este caso correspondió a un momento bastante agrio… la típica etapa mala en la que se te muere mucha gente al alrededor. Esto fue un poco el punto de amarre de esa historia. No era: vamos a montar una pasión. Era: vamos a hablar de un espectáculo que habla sobre la vida y la muerte; sobre la concepción cíclica de la vida y la muerte; de la posible vida tras la muerte o de la muerte que genera nueva vida. No a nivel cristiano pero sí como reflexión con respecto a esa necesidad de creación de un mito que es Jesucristo y que se ha repetido desde el neolítico con diferentes nombres hasta hoy. Si a los neolíticos les venía bien y a los medievales también, hoy seguramente también nos haga falta seguir pensando sobre ese tema y seguir buscando consuelo de alguna manera más allá de esa figura.

Imanol: Que en el siglo XXI un “misterio religioso” haya conseguido un éxito tan asombroso debe dejar a los propios creadores desubicados.

Ana: Yo creo que tiene que ver con lo que te decía: la gente quiere ver cosas bonitas, quiere escuchar cosas bonitas, quiere escuchar textos interesantes y lo que estamos contado con “El Cristo” es absolutamente universal. La línea argumental sobre la que se sustenta toda la dramaturgia son los plantus mariae osea las lamentaciones de la Virgen al pie de la cruz; con lo cual estamos escuchando unos textos de una belleza poética maravillosa de una madre lamentándose de la muerte de un hijo y eso algo en lo que mucha gente se ve reflejada.
Momento de "Hojas del Árbol Caídas". Este espectáculo pudo verse del día 3 hasta el 6 de julio en la sede Tinerfeña de la Escuela de Actores de Canarias y los días 8 y 9 en la Sala Insular de Teatro de Las Palmas.

Imanol: Recientemente ha estrenado en Canarias una adaptación de “El Estudiante de Salamanca” de José de Espronceda, una figura sin la cual no se entendería el siglo XIX en España. Sin embargo, apenas se le conoce. ¿Por qué lo eligió y qué nos puede decir de él?

Ana: Es el gran olvidado y hay un montón en la historia de la literatura española porque, como somos tan cenutrios en este país, nos hemos ido quedando con cuatro y olvidando al resto. Espronceda era una cuenta pendiente y por eso creo que ahí sí hemos acertado. Es decir, es perfecto para un taller de investigación y de búsqueda. Es un homenaje que había que hacerle y que nos tememos que hacer también a nosotros mismos. Pero hay muchísimos: por ejemplo una figura como Larra. El romanticismo español es una maravilla.
Momeno de "Hojas del Árbol Caídas"

Imanol: Finalmente el espectáculo, resultado final del Taller de Teatro Clásico (asignatura incluida dentro del currículo de cuarto curso de los estudios superiores de arte dramático impartidos en la Escuela de actores de Canarias) recibió el título de “Hojas del Árbol Caídas”. El simple acto de cambiar el nombre es ya un indicativo de la absoluta libertad con la que se ha abordado esta puesta en escena…

Ana: Sí, yo creo que hay que ser siempre sincero con el espectador y en este caso con nosotros mismos. Nosotros no estábamos intentando montar “El Estudiante de Salamanca”; estábamos haciendo un trabajo inspirado en “El Estudiante de Salamanca”. La línea argumental nos lleva, pero en realidad lo hemos convertido en un trabajo coral y de búsqueda entorno a la figura de Espronceda y sobre todo el mundo de un autor donde vida y literatura se mezclan absolutamente. Es una búsqueda de quién es Espronceda, de quién es el estudiante y de qué tipo de arquetipo de Don Juan nos otorga el romanticismo más liberal. Estamos haciendo un trabajo a partir del romanticismo y de una dramaturgia mucho más libre. Es muy importante toda esta cosa de las ilusiones perdidas… con lo cual a mi me parece que un buen título era “Hojas del Árbol Caídas” que es el primer verso de una quintilla de “El estudiante de Salamanca”.

Imanol Suárez
Publicado en "La Opinión de Tenerife" el 19 de julio de 2008 dentro de la Revista Semanal de Ciencia y Cultura "2C" (Nº 397)



jueves, 19 de junio de 2008

Nace el Laboratorio de Escritura Audiovisual de Canarias

LEAC
El Laboratorio de Escritura Audiovisual de Canarias tiene como objetivo principal perfeccionar el nivel de los guiones escritos en Canarias para que puedan competir en cualquier mercado audiovisual del mundo.

El LEAC es, por tanto, una entidad de formación y desarrollo de guiones audiovisuales competitivos en un mercado profesional complejo y que está en constante evolución. Guiones que además sean coherentes con las necesidades culturales e industriales de la Comunidad Canaria. Viables en su producción, interesantes en su temática, creativos y bien escritos.

No hay buenos guiones sin los guionistas que los escriban. Por ello el LEAC se diseña también como una herramienta para el desarrollo de las habilidades de los propios escritores que participen en él. El guionista termina este Laboratorio no sólo con un guión profesional, sino con un nuevo “set” de herramientas que le ayuden a escribir otros.

Entendemos como algo esencial que el guionista tenga un conocimiento profundo del mercado para el que trabaja. Por ello el LEAC quiere ser el primer lugar de encuentro entre los guionistas, sus proyectos y la industria, que es a la postre el receptor final del trabajo realizado.

Este doble proceso de escribir guiones profesionales y a la vez de formar a los guionistas, necesita del tiempo, los medios y la supervisión adecuada. Desde esta premisa hemos diseñado el LEAC, con la convicción de que la formación de calidad es la mejor base sobre la que sustentar el crecimiento de la cultura audiovisual canaria.

El LEAC tiene también una vocación formativa más amplia que completará sus objetivos con la puesta en marcha de seminarios especializados impartidos por profesionales de reconocido prestigio.

Presentación
Una construcción ha de sustentarse en unos sólidos cimientos si deseamos que aguante muchos años. Para ello necesitamos contar con profesionales que dominen las técnicas y las herramientas necesarias para el desempeño de su oficio.

Lo mismo ocurre cuando hablamos de cine. Sin unos buenos cimientos, un buen guión, una película se nos puede venir abajo.

En estos momentos en los que estamos inmersos en el desarrollo del sector audiovisual canario necesitamos de excelentes profesionales que estén capacitados para poder contar historias que sean capaces de adaptarse a la realidad del sector audiovisual canario y que trasciendan fronteras.

Es por ello que desde la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, a través de la empresa pública Canarias Cultura en Red, nos hemos propuesto dotar de las herramientas necesarias a nuestros guionistas para que a lo largo de un año, con el apoyo de profesionales de primer orden, desarrollen un guión y se sumerjan en un proceso de intercambio creativo y de crecimiento profesional. Con este objetivo nace el Laboratorio de Escritura Audiovisual de Canarias que esperamos sea un proyecto que se consolide en el tiempo y que contribuya al desarrollo y consolidación del sector audiovisual canario.

Alberto Delgado
Prieto Viceconsejero de Cultura y Deportes Gobierno de Canarias
Más información en http://www.leac.es/index.html